domingo, 28 de marzo de 2010

Crucifixión y tortura, sí... pero sólo en lugares privados

Cómo pueden ser tan pesados los católicos, no se dan cuenta que, tras dos mil años de celebrar la muerte y resurrección, de alguien que nunca ha existido, estamos hasta los cojones de tanto tambor y tanta trompeta.
Que no se puede descansar tranquilo en tu propia casa, por el ruido que provocan los cristianos.


Que no se puede pasear por las calles, porque las tienen ocupadas, y te toca dar un rodeo de tres pares de cojones, o esperar media hora, hasta que pase la procesión, para poder entrar en tu portal.
Y ahora se empiezan a poner de moda las procesiones de madrugada, en las que podemos observar a los miembros de la santa compaña tocando la esquila.
Y los que se azotan la espalda, se cortan la piel o van de rodillas,... por favor, que la calle es un espacio público y aún quedamos gente sensible.
Vale, yo te dejo que te azotes delante mio, pero tú, respetame... y deja que me masturbe en público... que en público me da mas morbo... y yo también lo hago en ofrenda a dios, pues él me dió el miembro viril.
No seais cansinos. El tipo este se murió hace dos mil años. Dejadle descansar en paz... y dejadnos descansar a todos. Amén.